INÉS OZ

INÉS OLIVA ZUZUARREGUI

SOBRE MÍ

A los 2 años, en la guardería, me llamaban “mamaíta Inés”. Sentía la pena de los bebés al no poder estar con sus mamás, sabía con cada célula mía que esa era la principal necesidad que tenían. Les cuidaba y velaba por ellos. Desde entonces siempre he sentido pasión por acompañar a los peques, y toda mi vida he tenido bebés y niños muy pequeños cerca.

 

Tenía 9 años cuando empecé a nadar en un equipo y desde entonces he pasado innumerables horas en el agua, primero como atleta, después como monitora de actividad acuática infantil, y siempre como amante de los deportes acuáticos y del agua en general. Me especialicé en “aprender a nadar sin traumas” gracias a mi sensibilidad al acompañar a cada persona en el descubrirse un “ser acuático”. El conocimiento profundo que he adquirido del medio acuático y del movimiento (natación, saltos, sincronizada, waterpolo, buceo, surf…) es aplicado en mi enseñanza para salir de los métodos estándar, que se basan en objetivos aplicados a todos por igual. En mi sesiones se tiene en cuenta a cada individuo: su ritmo, sus gustos y sus necesidades. Lo más importante es disfrutar. A través de mi experiencia enseñando, he comprendido que el aprendizaje sólo es completo y profundo cuando los tres niveles del Ser (físico, emocional y mental) están implicados.

 

Junto con la maternidad y primera infancia, mi vocación es el Watsu, disciplina que integra estos tres niveles de manera armoniosa y fluida. Además, me formé como Doula, para acompañar a las mujeres en su proceso de maternidad.

 

Con más de 1000 horas de formación en Watsu y Shiatsu, y colaborando con la Escuela Internacional de Watsu desde 2011, he logrado una técnica muy depurada que me gusta mantener viva y en constante evolución, mediante la formación continuada.

“Las facultades que determinan nuestra inteligencia, nuestra experiencia vital y nuestra conducta social después de los veintiún años son el resultado de que en la primera infancia nos hayan conducido a jugar apropiadamente”

Rudolf Steiner