El peque ya controla la marcha en tierra y la aparición del lenguaje verbal le sitúa frente a un nuevo sistema de expresión. Descubre que la madre no le pertenece en exclusiva, y que tiene que compartirla con el resto de la familia. Aparecen las vicisitudes del control de esfínteres. ¡Tantas cosas suceden en este período! Es una etapa intensa, a menudo difícil para ellos en su maduración. Durante la sesión se irán planteando juegos para las familias y especialmente para los niños, guiadas por sus padres y de vez en cuando, si es oportuno, también por la monitora. El “nivel” al que llegue cada niño dependerá de lo que él o ella se sientan preparados para hacer y, sobretodo, de lo que sientan motivación por intentar. En ningún caso se fuerza al niño a hacer nada que no quiera hacer. Lo más importante es que permanezca el espíritu de exploración, tanto del medio como de su propio potencial. Así mantendrán la autoestima alta y el gozo de superar sus propias limitaciones sin miedo. Con este método, los resultados están garantizados. “Inés ofrece a nuestro hijo una infinidad de sensaciones nuevas que potencian todas sus capacidades y registros sensoriales favoreciendo sus ganas de comunicar, expresar, sentir y disfrutar de una experiencia individual y en familia. El saber hacer de Inés, su calidad humana y cercanía, y su conocimiento de los niños y el medio acuático hacen posible que nuestro hijo con una serie de registros diferentes saque el máximo partido y disfrute de este medio tan mágico. Los jueves al mediodía se han convertido en un momento especial que nos saca de nuestra rutina y que esperamos con mucho entusiasmo y alegría”. “Para nosotras ir a la pisci con Inés ha supuesto tranquilidad, respeto y confianza. Estar en el agua jugando, cantando, sin forzar. “Tobogán”, “¿dónde está mamá?” y “salto de sirena” son los preferidos de Carla. Poder acompañar a mi hija en la piscina me ha permitido conectarme con ella de otra forma. Nos ha permitido ser en el agua.” “Inés + tu hijo + agua... es sin duda un regalo. No puedo definir de otra forma cada uno de los momentos privilegiados en los que mis dos nenes han estado con Inés en una piscina. Yo quería que aprendieran a nadar; sin embargo lo que ella les (nos) dio fue mucho más grande. La confianza en su propio cuerpo, la seguridad de sentirse protegidos, el amor por el medio acuático... Y el absoluto disfrute de cada una de aquellas sesiones. Un regalo que se han llevado para siempre.” “Le apasiona su trabajo, le encantan los niños, logra que ellos disfruten del agua adaptándose al ritmo de cada niño, aportándoles confianza y seguridad en sí mismos, tratándolos con un cariño inmenso. Mi enano perdió el miedo al agua con ella, le encantaba nadar con Inés (ojo, no la piscina, no nadar, lo que le gustaba era nadar con Inés) y ahora es feliz en el agua, pero a Inés la sigue echando de menos... Todavía pregunta que cuándo va a volver a nadar con Inés, porque ya le he explicado que lo de coger el tren para ir a nadar con ella no es una opción…” “Inés Oz ha sido la “profe” de natación de Héctor y Hugo desde que comenzaron su contacto con el medio acuático. Su carácter dulce y cariñoso hace que incluso los bebés más miedosos confíen en ella y disfruten del agua, pero también es capaz de despertar el interés y “controlar” a los más movidos y revoltosos (como nuestros hijos), haciendo que aprovechen toda su energía en realizar los ejercicios que les propone. Es capaz de adaptar los distintos ejercicios al ritmo y características de cada niño, lo que hace que todos aprovechen la clase. El mejor material auxiliar de natación es el churro. Es un material que ofrece una ayuda en la flotación pero sin permitir que se nos olvide hasta dónde somos capaces de llegar por nosotros mismos. Con el uso del churro, debemos estar siempre atentos y responsabilizarnos de nuestro cuerpo, por tanto no perdemos la conexión con la realidad en ningún momento. La desventaja es que la supervisión con un niño que aún no sea autónomo en el agua debe ser mucho más cercana y cuidadosa que con otros materiales que se fijan alrededor del cuerpo, como pueden ser los manguitos o el flotador.INFANTIL 2-3 AÑOS
CON MAMÁ Y/O PAPÁ
Teniendo todo esto en cuenta, y respetando por tanto las necesidades de cada peque en cada sesión, la actividad acuática está especialmente enfocada en el inicio a la autonomía en el medio acuático, en un entorno absolutamente respetuoso y sin traumas. El objetivo de estas sesiones es que los niños empiecen a experimentar las inmersiones de manera voluntaria y sin ser forzados, para después pasar a la flotación y más adelante a los desplazamientos. La vía para conseguir todo esto es el juego, planteado para que los adultos disfruten en el agua (y, por imitación, lo hagan también los niños). Tendremos en cuenta sus neuronas espejo, que tienen como funciones principales el aprendizaje y la empatía.
A TENER EN CUENTA
Pañal de agua o bañador antifugas
Gorro y gafas para peques y adultos
Cloración salina, temperatura 32º
Duración 45 min.
Grupos reducidos, máx. 4 peques
“Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés aprende, y adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes.”
Emmi Pikler
María y Marcel
Belén y Carla
Vanessa, Alejandra y Pablo
Isabel y Jorge
Con los niños es paciente y comprensiva, y les transmite tranquilidad. Aunque este curso ya no da clase a nuestro hijos ellos la siguen recordando, y siguen hablando de “la piscina de Inés”.
Begoña y Hugo
PREGUNTAS FRECUENTES
¿Cuál es el mejor material auxiliar para los niños pequeños?
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